diumenge, 4 de juliol del 2010

La por als transgènics

Miedo a lo que no entendemos
JAVIER SAMPEDRO 04/07/2010
Los alimentos transgénicos se han enfrentado hasta ahora a una vigorosa oposición social, promovida sobre todo por grupos ecologistas y, en especial, por Greenpeace, que convirtió el ataque a los organismos modificados genéticamente en una de sus tres o cuatro campañas prioritarias, al mismo nivel que el transporte de residuos nucleares, por ejemplo. Pese a la percepción mayoritaria, sin embargo, esta campaña carece de fundamentos científicos relevantes.
Según David Ropeik, un consultor especializado en percepción pública del riesgo -autor, entre otras obras, de How risky is it, really? (¿Cuánto riesgo supone realmente?), "los alimentos transgénicos tienen varias características peculiares de las que, según han determinado los psicólogos, hacen parecer peligrosas a las cosas".
Una es el mero hecho de que sean obra humana. De forma paradójica, los humanos tendemos a fiarnos menos de los productos humanos que de los naturales. Otra es que no podemos percibir la modificación genética. Los enemigos invisibles siempre han dado más miedo que los palpables; si no fuera por las etiquetas, podríamos exponernos a los transgénicos de forma involuntaria. Eso nos hace depender del Gobierno -que es quien pone las etiquetas-, y esto no mejora mucho la situación, puesto que tampoco nos fiamos del Gobierno.
"También solemos tener miedo de lo que no entendemos", dice Ropeik. Y los transgénicos pertenecen a esta categoría por dos razones. Primero, que la mayor parte de la gente no comprende lo que es un gen, y por tanto no puede comprender lo que es un transgénico. Y segundo, que las campañas ecologistas han confundido a la opinión pública con una notable eficacia.
Un resultado paradójico de esta situación es que, mientras los países europeos se han protegido contra los transgénicos como quien huye del diablo, China y otros países en desarrollo han montado sus propios centros de investigación y han desarrollado sus propias semillas modificadas genéticamente. El consenso científico es que la biotecnología es imprescindible para producir más comida sin ganar más terreno al bosque ni gastar más agua.